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"Déjame Entrar" es una película fría, cruda y ruda en su planteamiento, ejecución y final. Quizá sea por el país de donde viene (Suecia), un estado frío donde las noches invernales son largas y los habitantes pasan la mayor parte del invierno en su casa. Y aunque la historia como digo es dura, está envuelta en un halo especial, halo que hace que una historia violenta y triste quede enmascarada bajo un falso subterfugio de "ternura" y "romanticismo".

Aunque el vampirismo más clásico tiene gran peso en la obra es posiblemente el drama y la soberbia interpretación de sus jóvenes actores lo que consigue que la cinta se quede grabada en la retina y la mente después de verla. Kåre Hedebrant (Oskar) y Lina Leandersson (Eli) son dos jovencísimos actores noveles en cuyas espaldas recae la mayoría del peso de esta joya. Estos niños son capaces de transmitir a la perfección la gran cantidad de sensaciones y sentimientos que una cinta con tan poco "dialogo" requiere. Son grandes creanme.

Todo un tratado sobre la soledad (infantil y adulta), el maltrato escolar, el vampiro clásico, los asesinatos, la sangre y el "amor incondicional". Cuando acabas de verla no puedes evitar pensar para ti mismo y en voz baja..."que hermosa", cuando en realidad lo que has visto posee un cuestionable grado de belleza. Consigue asustar y hacerte pensar. Sin esperarlo para nada se convirtió en una de las mejores películas de Vampiros que he visto.
Eso tiene merito, y mucho.

Sinopsis:

Oskar es un chico de 12 años que sufre continuamente el acoso de algunos compañeros de su clase. Su deseo de tener un amigo parece hacerse realidad cuando conoce a Eli, una niña de su misma edad que acaba de mudarse a la casa de al lado. Pero Eli es una niña misteriosa: es muy seria, está muy pálida, sólo sale por las noches y aparentemente no le afectan las temperaturas heladas. Una serie de desapariciones y asesinatos inexplicables coinciden con la llegada de la chica.

Ficha Técnica: