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El origen del reggaeton y su inquietante paralelismo con la historia de la literatura

jueves, 8 de abril de 2010 , Posted by [JuanDAvid] at 20:34

La historia de la literatura ha tenido etapas con diferentes matices de acuerdo con las circunstancias de cada nación. Pero a nivel global, al menos en occidente, se puede decir que hay unas etapas claramente definidas en cuanto a la tendencia literaria que fue preeminente. De la misma forma le ha sucedido a esa boñiga melódica que hoy conocemos como reggaeton. Esto lo pude comprobar tras un sesudo análisis filosófico-literario comparado, que hice el viernes pasado pujando, eso si relajado, mientras que “la inspiración” que me producía media hora de estreñimiento sentado en la taza del baño de manera inútil, me sumía en las más profundas cavilaciones metafísico-musicales. Finalmente tras mi éxito digestivo, llegué (casi al mismo tiempo, como en una especie de orgasmo simultaneo iluminado) a la conclusión de que la historia del reggaeton guarda unos paralelismos inquietantes con las historia de la literatura. De paso también pude comprobar que el papel higiénico siempre se acaba cuando no hay nadie a mano que nos pueda alcanzar otro rollo. Si, amigas intelectuales del “dembow”, y amigos filósofos del “flow”, Sé que parece frívolo, surrealista e imposible de creer. Y lo es. Pero no se dejen engañar por la primera impresión, debajo del, en apariencia, descerebrado e inmundo reggaeton, subyace un pozo de estiércol infinito, la diarrea verde, el snuff-gore musical. Bueno…, la verdad, eso ya lo sabíamos. Pero quiero decir, mucho más abajo todavía… ¡hay arte, hay sabiduría!


A continuación procederé a demostrárselo con hechos. Lo del reggaeton y la literatura claro está. Seria importante que los adolescentes cuyo mayor ídolo musical ya no es Dvorak, ni Rostropovich, Paganini, ni siquiera Elvis, (no el crespo, ni nuestro amigo, sino el otro…el gringo) tampoco Jhonny Cash, Ni Miles Davis, ni Bob Dylan, YNGWIE MALMSTEEN! o al menos Charly Garcia….o en ultimas el nunca bien valorado alcohólico mezzo soprano de Chimichahua rey del despecho y jeta de Mikey Mouse, Galy Galiano, se dieran cuenta que el reggaeton además de culos sudorosos post sodomizados contorsionándose de manera lasciva, además de dramática pobreza idiomática, apología a la delincuencia organizada etc., etc., también tiene- muy oculta eso si- su faceta de interés cultural. Y seria bueno para la gente veinteañera, de mi generación, y la anterior y la posterior… recordar ¿cómo putas pudimos crecer con esas vergonzosas melodías? Puñaladas auditivas ochenteras y de principios de los noventas, que hoy son la prehistoria y origen de tan cultivado ritmo urbano, y que nosotros contribuimos a encumbrar desde la infausta época de: “la chica de los ojos cafés”, o los primeros pinitos de “el general”, Renato, Vico C, Gaby y demás “meneiteros” y pre reggaetoneros y reggaetoñeros panameños y puertorriqueños. El reggaeton es como el porno…de cara al público: a nadie le gusta y nadie lo ve…pero… ¡oh insensatos pecadores! en nuestro fuero interno, a solas, o con nuestra libidinosa pareja, todos lo hemos consumido alguna vez (o muchas) con complejo de culpa, eso si, las más beatas jeje. Si, supuestamente a nadie le gusta el reggaeton pero ¡Oh sorpresa! Todos alguna vez, en alguna parranda lo hemos bailado ya sea muy alcoholizados, o presas del delirio colectivo, de manera vergonzosa. Incluso aunque queramos negarlo nos sabemos sus letras a fuerza de escucharlas en todas partes, (que para ser franco, no es difícil aprenderlas, ya que no se caracterizan por ser de una profundidad muy kantiana que digamos). Si usted es una de esas escasas 37 personas que entre ibero América y los 40 millones de latinos que viven en USA, nunca ha “disfrutado” del reggaeton, y no sabe nada de este escatológico y concupiscente ritmo, ponga cuidado que de algo le va servir este artículo. Al menos para aumentar su incultura general. Y si usted es “reggaetonero” empedernido, y no tiene ni puta idea de literatura, ni de historia, ni de geografía ni nada de nada…ponga cuidado con mayor razón. Héchele cinco al piano y que continue la función, ahí vamos…

Clasicismo (del siglo V a.C. al V d.C.) Sucedió entre el esplendor del imperio griego y la decadencia del romano. En términos y cronología reggaetonera, podríamos situarle entre mediados de los ochentas, que el genio musical y visionario panameño Renato empezó por casualidad a fusionar reggaee jamaiquino con ruidos insoportables típicos de su oficio como tornero fresador, y limpiador de campanas de extractores de aire en las cocinas de ciudad de Panamá. Un dia de 1986 a sus 25 años, al ver que con una base melódica elemental de tres notas de reggaee de fondo que tocaba con un organillo de juguete uno de sus 17 hijos, (engendrados en tres morenas distintas) podia añadirle los “estruendos ambiente” de su trabajo cotidiano (brocas, ventiladores, taladros, martillos neumáticos, lijadoras back & Decker etc.,) y luego agregarle su melodiosa voz de payaso de almuerzos cantando cualquier güevonada y… ¡eureka! Ese dia la historia de la música cambió para siempre…y para mal: habia nacido la semilla putrefacta y más contagiosa que los piojos en la escuela primaria, de lo que 20 años más tarde se conocería en el mundo como reggaeton, el SNUFF musical.



A su vez, por esa misma época en Puerto Rico (que nunca tendrá con qué resarcir a la humanidad por habernos legado esta invasión gastrointestinal sonora) algunos adolescentes sin futuro, traumatizados por una infancia entera escuchando canciones de MENUDO, hijos de familias desestructuradas cuyos padres bebedores compulsivos de ron, y adictos a la salsa de alcoba con olor a fluidos genitales tipo Lalo Rodríguez o Eddie Santiago, no les hubiera venido nada mal haber tomado rigurosas medidas anticonceptivas. Esos muchachos sin talento, sin futuro… que solamente manejaban (con dificultad) un florido vocabulario de 50 palabras del castellano, 20 del inglés, y cien más de jerga marginal ininteligible. Jóvenes abúlicos sin ningún merito musical salvo saberse tocar las huevas muy bien en sus eternas tardes de vagancia (raskin ball), empezaban a copiar el estilo rapero que habia nacido en USA a principios de los ochentas con grupos pioneros como sugarhill gang, y otros posteriores como Cypress Hill, o Mellow man ice. A la par que esto sucedía en “puertorro yo nunca dejaré de amarte”, muy cerca de allí, en una isla vecina, esa luminaria impagable de la música guapachosa popular, el dominicano Wilfrido vargas, ponía su granito de arena en el año 1985, dejaba para la historia las primeras canciones exitosas“rapeadas” en Latinoamérica: mitad merengue, mitad rap: “el jardinero” y “el loco y la luna”. Nuestro héroe Renato (el equivalente reggaetonero a Homero o Sófocles en la antigua Grecia) empezaba a destrozar los primeros tímpanos en todo el caribe. Lo hizo con piezas clásicas del género como “la chica de los ojos cafés”. Cuya perfecta armonía y equilibrio entre la forma y el fondo, ha pasado a la posteridad, -según mi paquidérmica memoria que conservo llena de mierda, de datos “trascendentales” como estos, a pesar de estar tan macerada en alcohol- como el primer gran hit arcaico-reggaetonero de la historia. Es decir (y sin exagerar) equiparable a la odisea y la Iliada, o al Edipo rey de Sófocles. La humanidad nunca terminará de cagarse en la madre de Renato también, por haber puesto la primera piedra de esta hidra insaciable de siete mil cabezas que inunda las mentes, los corazones, las almas el bazo, el bofe, el páncreas y la vida de tantos adolescentes latinos y otros un poco menos marginales del mundo. Cachorros y “gatas” llenos de hormonas que, pudiendo estar escuchando algo de provecho para sus vidas como Stravinsky o Bach, optan por coleccionar la discografía completa de Wisin y Yandel, “Héctor el Father” y como no “su majestad” Daddy Yankee…por no hablar de Yatsuri Yamileth o Don Omar. Y eso no es lo peor, tanto burlarme yo de estos engendros de la naturaleza, y … ¡mierda!… ¡supongo que también te gusta Dady Yankee!

Medieval (del siglo V al XV) Fue una época realmente oscura en la literatura, dominada por la temática religiosa los grandes héroes caballerescos y los reyes. Su equivalente cronológico en el reggaeton es desde 1988 hasta 1992. Quedamos en que el reggaeton nació como un aborto musical que intentaba mezclar reggaee y rap, con ritmos afro caribeños autóctonos de panamá y puerto Rico. Todo esto de manera precaria, entre profunda miseria, marginalidad y para colmo carencia absoluta de talento o formación artística alguna. La base melódica era la amalgama estridente entre maquinaria industrial, tres notas de reggaee “estándar” hechas con un sintetizador de cacharrería, y voces de payaso de almuerzo. Hasta ahí todo claro. Eso si imitando a los raperos gringos con las más burdas copias de originales, que de por si ya eran bastante lamentables también. Estos adolescentes pajuelos y desocupados, vomitaban su metralla gutural en forma de rimas forzadas. Cuyos principales temas de inspiración era la espantosa delincuencia en la que malvivían en sus guetos alejados de la mano de Dios, y la posibilidad inminente de copular o enrrazarce con una “mamita” mulata de culo hiperbólico. Seguro que uno era capaz de comer sopa de letras y cagar mejores versos que los que estos insensatos hacían. Pero ahí poco a poco con su nadadito de perro pulgoso, iban ganando mercado, y seduciendo al super exigente público de Colombia, Perú Ecuador, México Venezuela y el caribe entero. Por desgracia en este periodo hubo una involución, y ese furor ochentero se vio un poco opacado por la explosión del house tipo technotronic, New Order, Erasure y similares que invadió el mundo entero en el año 1989 y 1990, en cuanto a música bailable se refiere. . Aún así quedaron joyas “medievales”pioneras, gérmenes infectos de lo que luego evolucionaría como reggaeton propiamente dicho. Un negro con pinta de cadáver insepulto perfectamente embalsamado y voz re-grave de ultratumba, “rapeó” este famoso tema cuya sola mención me hace sentir espeluznos, una repentina sensación de dierrea y una profunda vergüenza con ustedes al recordar que más de una vez lo escuché…, incluso lo bailé, y alguna teta toqué (mierda ya parezco un reggaetonero de rima fácil) con esta patética inmundicia sonora de fondo. El tipo era venezolano y se hacia llamar (porque supongo que ya lo tendrá Dios en su gloria después de haber perpetrado esta “melodía”) Zim Morrison, y la canción era “fantástica mujer”. Su equivalente en la historia de la literatura medieval podría compararse en importancia con: El cantar de los Nibelungos, La canción de Roldán y el Mío Cid, todos ellos anónimos, y el Libro de buen amor, del arcipestre de Hita, que como dato curioso no era anónimo, era de Hita.

Renacimiento (XV-XVI) En tiempo reggaetoniano vendría a ser el periodo comprendido entre 1992 y 1995. Obviamente el reggaeton empieza a tomar forma, cuerpo, (normalmente cuerpo de mulata voluptuosa semidesnuda) y explota a nivel continental como una bomba de mierda fétida, de la que juro por Snoopy, nadie que esté entre los 5 años y los 55, se ha podido salvar de manera directa o indirecta. En la historia de la literatura para continuar con el paralelismo, la exaltación de la individualidad hace que surjan grandes genios en el arte que representaban los cánones del clasicismo, y que brillan en el firmamento de las artes de manera individual sin fundar movimientos chimbos ni ningún “ismo” chichipato en particular. Aquí tenemos que detenernos en seco, arrodillarnos y si hace falta besarles el culo en signo de gratitud a tres de los grandes artífices, protagonistas y culpables de que este virus venéreo guapachoso-cochambroso se haya extendido como ladillas genitales en tiempo de guerra. Cuando obviamente “cualquier hueco es trinchera” y una vez al año no hace daño. Son el equivalente a lo que fueron en la literatura Shakespeare o Cervantes; en importancia, en la difusión y popularización de lo que años más tarde se conocería como reggaeton a secas. Me refiero como no…ta, ta, ta, tannn… al panameño langaruto (igual de flaco a mi) conocido como “el general” y a sus otros dos compatriotas pioneros también. Uno era un mulato con cara de minorista “semaforil” de alucinógenos, y de pandillero pervertido que no debería dar nada de gusto encontrárselo en un callejón a las dos de la mañana; un gañán-cantante que respondía al remoquete, al alias de Gaby. Y el otro era nuestro negro hermoso, si, si… ¡Renato! el mismo iconoplasta artista de “la chica de los ojos cafés” que seis años, y siete hijos más tarde, regresaba luego de pasar por una cura de rehabilitación por su repentina adicción a las drogas que le produjo sus millonarias ganancias, tras su primer y único hit hasta a la fecha. Aún así renació como el ave fénix de entre sus colillas de baretos, y siguió escribiendo la historia del reggaeton. Eso si, con muy mala letra. Este trio de genios antiestéticos, estos hampones de la armonía y el ritmo, estos carniceros de la rima, fundaron ese movimiento meta-literario dentro del origen del reggaeton, conocido como “meneito dance” Recuerda usted “el meneito”… ¿verdad queridos amigos? Joyas impagables del álbum diarreico-emocional de nuestras vidas… y al mismo tiempo melodías vomitivas (que aún así, este humilde narrador borracho, en antros de mala muerte, y en “fiestas de casa”, bailó "al ritmo del requinto, meneame la pululunga" jeje) como “el meneito” “el más sensual” o “múevelo, múevelo”… estas inconmensurables piezas lírico-morbosas serian el equivalente a lo que fue en la literatura renacentista, no sé…, por ejemplo Hamlet, Don quijote, Macbeth, o por ahí más o menos en importancia. Y si les digo más aún. Confieso que fui uno de los 17 colombianos que nunca aprendió a seguir la coreografía multitudinaria que se formaba en las pistas cada vez que sonaba “el meneito” ¡nunca me interesó esa vaina! (además creo que siempre me perdía).

Barroquismo (XVII) Fue una extensión del Renacimiento, de hecho alcanzaron a coexistir juntos. En cronología reggaetoniana equivaldría al año 1993/1994. Cabe anotar que los años del reggaeton se cuentan como los años de los perros. A saber: un año de reggaeton equivalen a siete años decentes racionales y humanos. Es tanta la cantidad de porquería que se puede grabar en un año, por la precariedad de las producciones, y pasa de moda tan rápido cada canción, que es reemplazada por otra igual de peste, pegajosa y efímera sin mayor dificultad. Por eso el tiempo va más de prisa y se cuenta de otra manera. Es así, ¡qué le vamos a hacer! En 1993, una vez que todas las orquestas de medio pelo y muertas de hambre del caribe, se dieron cuenta del inusitado y colosal éxito de “el meneito”, todas, como no, quisieron sacar su tajada. Su secreto para el éxito era muy sencillo: hacer rimas lujuriosas que incitaban a la cópula justo después de abandonar (con la espalda aún lavada de sudor) la discoteca rumbo al motel más cercano, como quien dice: tres cucharadas de caldo.. y ¡mano a la presa!. También poner en los impecables videos -dignos de Michel Gondry O Spike Jonze-, a cuatro lascivas mulatas “piernonas” y tetonas como si estuvieran en celo, con buenos glúteos, buena carne a bailar a medio metro de la cámara, cuyo vaho anal/genital solía empañar incluso la cámara. Y “cranearse” unas letras cuya complejidad intelectual pudiera ser entendida incluso por un áscaris, una tenia bicéfala o un oxiuro lento (jeje, pa los mostricos esos de montaña tontolandia). En este periodo barroco del reggaeton todo era muy experimental. Hubo una apertura total a mezclar ritmos caribeños como la soca, el, calipso, la champeta… ¡lo que fuera! con un poco de rap y reggaee, y así intentar pegar el hit que por fin los sacara de la miseria en que los tenia sumidos tan poco control de la natalidad. Brilló con inusitado esplendor una orquesta hondureña: La banda Blanca. Interpretes del “clásico” “Sopa de caracol” Sus integrantes ahogados en deudas para mantener 9 barrigones cada uno, con “la oficial” y tres más con las mozas, cuando no animaban verbenas de pueblos y aldeas, se ganaban la vida como profesores de literatura, recolectores de café y coteros (así como suena, pluriempleados) Sin embargo encontraron su cuarto de hora de gloria, y le dieron un empujoncito más a la fusión de “ritmos germen del reggaeton” que luego terminaría, -como dirían los malos de los dibujos animados-: “dominando el mundo” musical. La banda Blanca, eran el equivalente en “guapachosidad” a lo que fue Quevedo al barroco literario, y esta canción podría equipararse en importancia a “el Buscón. Las letras de este ritmo primitivo del reggaeton se caracterizaban por la tendencia a una utilización de conceptos más profundos, alambicados y oscuridad en las metáforas, porque al ser tan pobres y arrancados sus creadores, tenian que escribirlas a punta de vela. Ahí les dejo para que recuerden un sentido verso-estribillo de tan influyente melodía: “Si tú quieres bailar…sopa de caracol… ¡eh! /Guata legui-consu, yule pati yule pati/ ubi-ubi guanaba” (¿inteligentísima no les parece?).

Romanticismo (XIX, primera mitad) años 1994 a 1997 en la historia del reggaeton. En el romanticismo literario predomina la imaginación y el sentimiento del autor. Se caracteriza por la exacerbación de las pasiones y cierto sentido trágico ante el amor. En materia de reggaeton ya saben que de imaginación más bien poco. Aún así, este infame ritmo habia tomado mucha fuerza en todo el tracto digestivo musical del caribe, y cada pais hacia florecer su propia plasta de mierda estridente particular. En la costa colombiana “la champeta” iba ganando adeptos que normalmente solian ser adictos a otras cosas también. Ese bonito ritmo que había que bailar como si a uno le hubiesen entrado 14 mil voltios de electricidad culo arriba, y que las mujeres llevaban el ritmo con sus generosas nalgas a 1800 revoluciones por minuto. Si, así como lo oyen, la champeta brotó con la misma facilidad que brotan los hongos tras visitar una piscina pública. En Panamá seguía reinando implacable el langaruto llamado “El general” con preciosas melodías románticas como “rica y apretaita” o “el funquete”. Equiparables a los mejores poemas de Lord Byron o la influyente obra de mary Shelley. En puerto Rico mandaba Vico-C, y otro esmirriado, famélico, y menudito que paradójicamente se hacia llamar “Big Boy”. Sujeto que quizás legó para la inmortalidad de este introspectivo ritmo la canción más plañidera y almibarada de su prehistoria: “mis ojos lloran por ti”.

Disculparán los errores u horrores

oscartruma

Currently have 1 comentarios:

  1. Anónimo says:

    Re Pilloo! =P

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